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7. Conclusiones

Como ya se ha expuesto, este trabajo se inscribe en la orientación analítica propuesta por F. Delalande; no obstante -como ha quedado descrito en el apartado metodológico-, la investigación desarrollada ha tratado de cuestionar o poner a prueba la validez de las categorías de conductas de escucha formuladas por Delalande planteando un diseño que parte del protocolo seguido por este investigador pero lo amplía en todas sus variables: mayor número de fragmentos musicales empleados, mayor variedad y número de personas interrogadas, mayor número de instrumentos de recogida de datos.

Las principales conclusiones obtenidas han sido:

  1. Se confirma el valor teórico de las tres categorías de conductas de escucha propuestas por Delalande ya que permiten agrupar, interrelacionar y explicar la práctica totalidad de los datos recogidos.
  2. Se comprueban y ratifican las características de cada una de las categorías; taxonómica, figurativizadora y empática.
  3. Se advierte que, en general, cada individuo mantiene un mismo enfoque perceptivo en las tres escuchas realizadas, como puede verse en el cuadro que sigue. No obstante, se reconoce en algunos casos la dificultad para situar al informante en una categoría concreta de conducta de escucha con respecto a una música; así, en ciertos testimonios los comentarios fluctúan entre una categoría u otra y en alguno no se establece ninguna clara.

    T: enfoque taxonómico; F: enfoque figurativizador; E: enfoque empático
    Alfa: “músicos electroacústicos”; Beta: “músicos”; Gamma: “no músicos”

    El tamaño de la letra significa, en las de mayor tamaño, un asentamiento bien definido en alguno de los enfoques; las de tamaño pequeño responden a enfoques complementarios o a perspectivas incipientes aunque no bien consolidadas.

  4. El grupo alfa (músicos electroacústicos) manifiesta un enfoque taxonómico mayoritario y estable en las tres audiciones realizadas. Su experiencia profesional de escuchar y hablar sobre este tipo de música les orienta en una dirección de escucha que subraya más bien los aspectos analíticos, técnicos y formales.
  5. En el grupo beta (músicos) también predomina la orientación taxonómica, probablemente por el mismo hábito analítico descrito antes aunque en este caso respecto a otros géneros musicales; se aprecia una tendencia clara y bastante consistente hacia lo taxonómico si bien menos consolidada que en el grupo anterior.
  6. El grupo gamma (“no músicos”) presenta una mayor variedad; destaca la perspectiva empática aunque también se encuentran algunas posiciones taxonómicas y figurativizadoras. Resulta reseñable el cambio de conducta de escucha de algunos sujetos dependiendo de la obra escuchada. La pluralidad de sus dedicaciones profesionales puede explicar en gran parte su diversidad de posiciones frente al hecho sonoro.
  7. Con respecto a los fragmentos musicales empleados - ver cuadro anterior-, se constata que: a) dos de los tres fragmentos han promovido en los oyentes conductas de escucha de los tres tipos considerados (el fragmento dos no ha provocado ningún enfoque figurativizador bien consolidado); b) en cuatro casos, todos ellos relativos al tercer fragmento, no se ha establecido un enfoque claro alineable en ninguna de las conductas de escucha.
  8. En cuanto a los instrumentos de recogida de información empleados, se valora la entrevista como el medio más adecuado y flexible para aproximarnos a la complejidad que comporta la escucha de cada persona. Admitimos la fragilidad y las limitaciones de la palabra para recoger una realidad tan rica y plural como la escucha musical, pero sólo gracias a ella podemos al menos acercarnos al conocimiento de fenómenos cargados de sentido cuya observación no es posible de forma directa.

 

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